Morir en una lista de espera

La estadística es fría, dramática y contundente. Cada día mueren seis catalanes con derecho a recibir asistencia en una residencia para gente mayor pero sin haber podido disfrutar de ella en los últimos años de su vida. Una gran parte de ellos, el 74%, ya habían sido valorados por los servicios sociales y acreditaban el reconocimiento previsto en la ley de dependencia. El resto, estaban pendientes de la revisión. Todos ellos, 11.194 entre el 2013 y el 2017, estaban a la espera de unos derechos que les pertenecían y que no pudieron ejercer. Según la legislación (en la práctica, papel mojado), la lista para ingresar en una residencia no puede sobrepasar los seis meses, pero la realidad va mucho más allá, hasta el límite de unas cifras que, en el resto de España, también son escalofriantes: 100 dependientes mueren cada día sin haber recibido prestación, según el Observatorio Estatal para la Dependencia

Los recortes del 2012, ejecutados por los gobiernos de Artur Mas y Mariano Rajoy, sitúan a Catalunya en uno de los últimos lugares, con el agravante, además de las escasas plazas, de déficits alarmantes en los servicios sociales, en las condiciones laborales de los trabajadores y en las ayudas económicas, drásticamente reducidas.

Hoy por hoy, 18.438 personas siguen en lista y 52.865 están pendientes de valoración. No solo son cifras sino dramas humanos de calado a los que la Administración debe hacer frente con urgencia y con más inversiones. Y más si tenemos en cuenta que la previsión es que en 30 años se duplique en Catalunya la cantidad de gente mayor.

Vía: El Periódico

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