El servicio de asistente personal de personas dependientes, que sólo tienen 319 usuarios en Castilla y León, se abre paso poco a poco en la Comunidad como apoyo a las familias, nicho de empleo y como vía para que las personas con discapacidad recuperen su autonomía y su vida y tomen «sus propias decisiones».
El recurso del asistente personal ha supuesto «un cambio muy grande, sobre todo sicológico» para Rocío Molpeceres, según ha explicado hoy esta vallisoletana a la que la parálisis cerebral y su silla de ruedas no le impiden llevar una vida muy activa.
Ello de la mano de su asistente personal, con la que lleva desde octubre de 2016 y que le permite tomar decisiones y disponer y decidir sobre su propio tiempo, sin tener que condicionar el de su familia, y a María Antonia, su guía, haber encontrado un trabajo «muy cómodo y bonito» y salir del paro.
La joven vallisoletana es una de las usuarias en la Comunidad de ese servicio del asistente personal, impulsado hoy con la puesta en marcha en Valladolid de una nueva y novedosa oficina del Servicio Integral de Asistencia Personal puesto en marcha por la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif).
Se trata de un servicio que ya figuraba en la ley de atención a la dependencia y asistencia personal, que ha cumplido diez años, y aunque Castilla y León es la segunda comunidad, detrás del País Vasco, en cuanto a implantación, todavía «no es suficiente» y tiene un «largo recorrido», ha reflexionado la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García, en la puesta en marcha de la oficina.
En esta oficina se impartirá además formación de unas cincuenta horas a personas interesadas en trabajar como asistentes personales, ha recordado el presidente de la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (PREDIF), Francisco Sardón.
Todavía se está negociando entre el Ministerio y las autonomías que haya un estándar común de formación, ha recordado Sardón, para quien la figura del asistente personal es la verdadera «herramienta que da servicio a la filosofía de la Ley de Dependencia».
A nivel nacional la implantación también es exigua, ha testimoniado el presidente nacional del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, Luis Cayo, ya que del más de millón de prestaciones para dependientes, sólo 7.000 son asistentes personales, en torno a un 0,5 por ciento.
«Es la prestación más inclusiva, la que más libertad da a la persona para gestionar su proyecto de vida», y además «la más económica», frente a otros recursos como el residencial, ha recordado Cayo.
A su juicio es «un grave problema» esa baja implantación, que ha atribuido al desconocimiento del gestor de los servicios de la dependencia pero también de las personas con discapacidad.
Además se trata de un recurso que permite que personas dependientes, en especial en riesgo de exclusión social, se formen como asistentes personales, otro de los programas puesto en marcha recientemente en la Comunidad con el que han recibido formación 32 personas y se ha logrado la inserción laboral de nueve, ha recordado la consejera de Familia.
García también ha incidido en que en Castilla y León las prestaciones para la figura del asistente personal son un 20 por ciento mayor que las nacionales en el grado tres de dependencia, hasta superar los 800 euros; y un 75 por ciento más en las de grado dos, hasta superar los 700 euros, con más de trescientos euros en los casos de dependencia de grado uno, la menos severa.
La oficina la ha cedido durante veinte años la Consejería de Economía y Hacienda, cuya titular, Pilar del Olmo, ha valorado lo novedoso de estas dependencias y ha destacado la contribución que hace la Junta con su patrimonio a «necesidades sociales» como esta, que además apoya a un proyecto de emprendimiento social, generador de empleo.