Las personas mayores están expuestas a sufrir maltrato físico, psíquico, sexual o institucional, especialmente las que tienen alguna discapacidad, pero solo el diez por ciento de ellas denuncia esa situación porque, de alguna forma, dependen económica o emocionalmente del maltratador.
Así se ha puesto de manifiesto durante el trigésimo segundo Curso de Prevención de Malos Tratos a Personas Mayores, organizado por la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) y las administraciones estatal, local y autonómica, que ha sido inaugurado por el alcalde de Valencia, Joan Ribó.
El presidente nacional de la UPD, Luis Martín Pindado, ha destacado que aunque solo se denuncia un 10 % del maltrato, es la «punta del iceberg» de una situación que puede afectar a unas 200.000 personas en España y que se produce en los propios hogares, residencias, hospitales o incluso por parte de distintas entidades.
Según Pindado, el maltrato al mayor es «muchas veces intangible, porque puede ser psicológico, físico, sexual, por negligencia o químico (cuando se le aumenta la mediación para dejarlo dormido») y, además, empeora si la persona está discapacitada.
«No somos un gasto, somos una inversión», ha reivindicado Martín Pindado, quien ha recordado que en España son más de nueve millones las personas mayores de 65 años, y sin su ayuda económica a los hijos afectados por la crisis «hubiera estallado una revolución social».
Por su parte, Javier Álvarez Souto, coordinador del programa Malos Tratos y Abusos a Personas Mayores de la UDP y director de la empresa Simple Lógica de estudios sociológicos, también ha denunciado la existencia de un «maltrato institucional».
Según ha dicho, en el caso de los maltratos físicos directos, la población mayor afectada puede rondar el 2 ó el 3 %, aunque si se habla de «maltrato institucional, con reducciones de gastos en dependencia que no permiten dar una atención médica o domiciliaria, o su ingreso en una residencia, las cifras son más altas».
«El maltratador suele ser una persona en la que el mayor deposita su confianza y en casos como las preferentes, donde confían en el director de la sucursal bancarias, se sienten traicionados», ha afirmado Álvarez Souto,
El perfil del mayor maltratado es el de una persona de edad muy avanzada, con un nivel cultural medio bajo, un desconocimiento de los recursos asistenciales que existen, que vive en soledad y sufre una dependencia que le hace estar al cuidado de alguien.
Además, no se suelen presentar denuncias porque en muchas ocasiones el maltratador es la persona de la que depende tanto económica como afectivamente, según el experto, que ha reclamado más recursos para la atención de los mayores, tanto en centros de día como de cuidadores profesionales.
A su juicio, los recortes económicos han sido «tremendos» y aunque había una «esperanza» con la Ley de Dependencia, que reconocía el derecho a ser atendido, la realidad es que una de cada cuatro mujeres mayores de 55 años está cuidando a un pariente dependiente y, al mismo tiempo, trabaja fuera de casa y cuida a sus hijos.
Además, muchos mayores han tenido que abandonar las residencias y volver a casa de sus hijos, muchos de ellos en paro y sin recibir un subsidio, porque no podían hacer frente económicamente a una residencia, lo que está generando «unas bolsas de riesgo de agresión».
Por su parte, el alcalde Ribó ha reclamado que el maltrato deje de ser un tema «tabú», ha recordado que se prevé un crecimiento del 33 % del número de mayores en lo próximos años y ha destacado su «extraordinario papel» como «mantenedores de las familias en momentos difíciles».
La secretaria Autonómica de Servicios Sociales y Autonomía Personal, Sandra Casas Molina, ha señalado que el Consell trabaja en la elaboración de un protocolo para la prevención de los malos tratos.
Por último, la concejal de Seguridad Ciudadana, Sandra Gómez, ha indicado que la Policía Local está empezando a colaborar con los centros de mayores para detectar posibles casos de maltrato